Pimp my Carroza Bogotá

Manuel Rosaldo

De “desechables” a superhéroes ambientales

Silvia Santos

Palabras: Manuel Rosaldo

Fotos: La Vida Alegre y otros

Traducción: Adriana O. Sarsynski

 

El Domingo 8 de noviembre de 2015 en un lote vacío en el centro de Bogotá cientos de voluntarios pintaron, intervinieron y acondicionaron las carretas de los recicladores Bogotanos quienes viven de recuperar materiales de la basura.

Esta fue la primera edición de Pimp my Carroza Colombia, un proyecto transnacional que busca por medio del arte incrementar la visibilidad de unos de los trabajadores más infravalorados del mundo.

 

 

El proyecto se origina en el año 2007 cuando un graffitero brasilero de 20 años llamado Thiago Mundano entabló amistad con algunos recicladores y pintó sus carretas en su ciudad natal, Sao Paulo. Mundano llama a los recicladores “superhéroes invisibles” porque debido al trabajo que realizan proveen grandes beneficios ecológicos y económicos a la sociedad. Por el contrario de los empleados de empresas vinculadas a la recolección de basuras, ellos no reciben ningún tipo de compensación o protección del Estado, pero se enfrentan a diario con condiciones de trabajo peligrosas, explotación extrema, persecución de la fuerza pública y el rechazo de la ciudadanía.

 

 

Conectando arte marginalizado (graffiti) con los trabajadores marginalizados (recicladores), Mundano buscó elevar el estatus de ambos. En los cinco años siguientes, Mundano pintó 160 carretas con caricaturas particulares y mensajes llenos de humor como: “Mi carroza no contamina” (abajo) o “Mi trabajo es honesto. Y el tuyo?”(segundo abajo).

Eso fue un buen comienzo, pero pronto Mundano se dio cuenta que el tamaño del problema–15 millones de recicladores alrededor del mundo trabajando sin ningún tipo de reconocimiento– superaba por mucho las capacidades de una sola persona.

 

 

En 2012 Mundano se juntó con un grupo de amigos para crear “Pimp my Carroza,” un nombre inspirado en el show de MTV “Pimp My Ride”; sin embargo, en lugar de enchular viejos carros como hacen en “Pimp My Ride”, Mundano y sus amigos organizaron eventos patrocinados con numerosos participantes en los cuales voluntarios pintaron y arreglaron las carretas de los recicladores, les ofrecieron servicios civiles e hicieron intervenciones “artivistas”(ej. pintar los logos de reciclaje en las ciclovias y los sitios de parqueo para apoyar el derecho de los recicladores en la calle).

Cuatro años más tarde, “Pimp my Carroza” ha pintado, reparado y acondicionado más de 500 carretas en 32 ciudades de 8 países con la ayuda de 1440 voluntarios y 2686 donantes.

 

 

En verano de 2015 una compañía en servicios al medio ambiente con enfoque en reciclaje radicada en Bogotá, llamada ECOWORKS, comenzó una compaña en Kickstarter con la finalidad de organizar el que sería el evento más grande de “Pimp my Carroza” fuera de Brasil hasta la fecha.

Luego de una semana de intensos aguaceros donde llovió sin parar; el día del evento salió un sol resplandeciente que brilló hasta el atardecer sobre los 240 voluntarios y 40 recicladores que participaron.

 

 

Las actividades incluyeron un desfile de Halloween para los niños, una competencia entre estudiantes universitarios sobre proyectos para mejorar la relación del reciclador con la comunidad, un equipo de 15 mecánicos profesionales quienes repararon las carretas, una estación especial atendida por estudiantes de diseño industrial de la Universidad de los Andes de Bogotá quienes llevaron a cabo ajustes ergonómicos (p.ej cojines para los brazos y protectores para lluvia), Una estación de “Pimp my Pet” que ofrecía servicios veterinarios para las mascotas de los recicladores, una estación de peluquería, desayuno por parte de Chocolate Sol y almuerzos por Crepes & Waffles (una cadena de restaurante famosa en Bogotá), equipos de seguridad para los recicladores, y un magnífico concierto de salsa ofrecido por el legendario Edgar Espinosa y su banda de 6 integrantes.

 

 

Lo principal del evento por supuesto fue el pintar las carretas. Muchos recicladores solicitaron que se las pintaran con imágenes religiosas, otros que les pintaran animales, planetas y estrellas, nombres de seres queridos, así como mensajes políticos.

 

 

La artista bogotana Lorena Skunkrocker me dijo: Había un señor que quería un Jesús Cristo y una Virgen del Carmen y nadie se animaba, entonces me preguntaron, “¿te animas?”—y yo dije, “De una! Lo hacemos de una.” Aunque no tenía las herramientas adecuadas y el motivo estaba totalmente fuera de mi zona de confort—Estuvo increíble, probé un montón de cosas nuevas hoy. Y cuando terminé de pintar su carroza, el señor estaba muy feliz. Me dijo ‘usted es la artista más áspera del mundo.’”

Skunkrocker siguió contando: “Fue uno de los días más chéveres que he pasado, estoy conmovida. La reacción de la gente que recicla fue brutal—estaban demasiado emocionados y felices… llegó un reciclador al cual yo no le había pintado su carroza, me dio un abrazo y me dijo me quería mucho.”

 

 

El estigma contra los recicladores prevalece alrededor del mundo, pero se ha manifestado de una manera excepcionalmente cruel en Colombia. Desde finales de los 80’s, grupos de limpieza social inspirados en el fascismo con la complicidad de la fuerza policial, han secuestrado y asesinado al menos 2000 limosneros, trabajadoras de sexo y recicladores a los cuales se refieren como “desechables”. En 1992, 11 cadáveres de recicladores fueron descubiertos en la facultad de medicina de la Universidad de Barranquilla. Sus órganos habían sido vendidos para trasplantes mientras los cuerpos los utilizaban para disecciones.

Los recicladores colombianos también enfrentan otros tipos de discriminación. Dos recicladores me contaron que hasta comienzos del año 2000 en los barrios de estrato alta, la policía los vigilaban constantemente, en algunos casos eran detenidos por 24 horas, obligados a barrer las calles y hasta quemaban sus carretas.

 

 

José María Quevedo, un reciclador que participó en el evento, me contó que a dos de sus hijas se les impidió la entrada a colegios públicos en 1998: “Se negaban porque supuestamente no habían cupos. Pero otros llegaron y para ellos sí había cupos, pero no para mis hijas, porque sus padres eran recicladores piojosos. Pensaban que mis hijas les robarían sus cosas a los profesores o a otros muchachos. Pero esto era una gran mentira. Somos seres humanos también.” Quevedo tuvo que pelear con la Secretaria de Educación para que permitieran el acceso a sus hijas y de otros recicladores.

 

 

Como respuesta a estas adversidades, miles de recicladores alrededor del país se han organizado colectivamente para incrementar su poder de voz y mando. Este desarrollo comenzó en los años 80’s cuando una fundación católica decidió ayudar a los recicladores en 20 ciudades construyendo cooperativas en las cuales ellos pudieran clasificar, vender sus propios materiales y subir el la cadena de valor del reciclaje. Eventualmente las cooperativas construyeron asociaciones regionales, nacionales y transnacionales dirigidas con la idea de compartir estrategias y recurso de manera colectiva para promover los derechos políticos de los recicladores.

Durante la primera década de los años 2000 los recicladores y su ayuda legal “a honores” obtuvieron triunfos históricos en siete casos en la Corte Constitucional, decretándoles el derecho al trabajo, a ser reconocidos y remunerados como servidores públicos. Quevedo opina que estas victorias han mejorado la condición social de los recicladores “ya no existe aquella discriminación tan fea. Esta murió cuando legalizaron a los recicladores”

Los recicladores bogotanos recientemente han presionado al gobierno de la Capital para que se implementen algunas de las más avanzadas políticas en materia de los derechos de los recicladores del mundo. Entre los años 2013 e 2015, la Alcaldía de Bogotá entregó 18.000 uniformes (foto superior) a recicladores y 300 vehiculos automores (foto inferior) a quienes anteriormente trabajaban con las “zorras” jaladas por caballos. De igual forma el gobierno comenzó a implementar pagos quincenales a 13.000 recicladores informales a través de un esquema sin precedentes en el cual los recicladores recibían sus pagos por mensajes de texto que incluían un código canjeable por efectivo en cajeros automáticos. Estos pagos correspondían a la cantidad de material reciclable que cada uno había vendido a los comerciantes de estos materiales.

 

 

Esta es una foto de mi (izquierda), con Mundano (derecha), quién estaba en el evento, y Nohora Padilla (centro), la Presidenta de la Asociación de Recicladores de Bogotá (ARB) y ganadora del Premio Goldman, el llamado “Nobel de la Paz” para ambientalistas. En la pintura del camión se lee: “Reciclaje sin Recicladores es basura”, una crítica a las empresas privadas de recolección de basuras que buscan apoderarse de la creciente industria lucrativa del reciclaje, desplazando a sus históricos actores princiales.

 

 

Conocí por primera vez a Mundano en Sao Paulo en 2014 cuando trabajaba en una investigación para mi tesis de doctorado, sobre un estudio comparativo de los movimientos de los recicladores en Colombia y Brasil. Inicialmente estaba escéptico: ¿era esto sólo una intervención estética bien intencionada que se limitaba a mejorar la apariencia de los recicladores, sin mejorar sus condiciones materiales?

Hice esta pregunta a Padilla y otros líderes del reciclaje en Bogotá, quienes advertían que un enfoque excesivo en la parte artística, podría en efecto, distraer la atención sobre la necesidad de los recicladores para mejoramiento de sus condiciones materiales. Argumentaron sin embargo que cuando este tipo de proyectos artísticos son ligados a los movimientos populares de los recicladores, se complementan uno al otro de tres formas concretas:

Primero dijeron, eso puede ayudar a dar una nueva perspetiva al trabajo de los recicladores en la sociedad pasando de ser considerada una labor parasitaria de supervivencia, a ser vista como una actividad productiva. Esto impacta directamente en las oportunidades de sobrevida de los recicladores para quienes el estigma suele ser una amenaza tan fuerte como sus bajos ingresos, o las condiciones peligrosas bajo las cuales deben realizar su trabajo. Segundo, visibilizando la contribución de los recicladores, el arte puede movilizar el apoyo para el cambio de políticas. Las protestas convencionales también juegan este papel, pero para bien o para mal, el arte muchas veces atrae más la atención de los medios, en especial cuando incluye un factor “cool”. Es así como el evento de Pimp my Carroza generó diferentes crónicas en 12 de los más importantes diarios de circulación nacional, noticieros y blogs, cuando hace tan solo dos meses atrás, los medios habían ignorado por completo una marcha de miles de recicladores. Tercero, el arte puede ayudar a constituir y activar la base de los movimientos, contribuyendo a la construcción de una identidad colectiva dignificante. “Los recicladores no podrán organizarse políticamente o económicamente, hasta que no logren tener un conocimiento de lo que significa el autorespeto,” agregó el cofundador de la ARB Silvio Ruiz Grisales.

 

 

Aún con algunas dudas, un mes después, hice el seguimiento a seis recicladores miembros de la cooperativa Formando Comunidad de la ARB cuyos carros habían sido “pimpeados”.

Outros de ellos dijeron que la gente los paraba continuamente para felicitarlos por sus carretas y tres que la gente había comenzado a entregarles mayor cantidad de materiales.

 

 

Claudia Celis, (foto superior), dijo que el movimiento llegó en el momento preciso, pues su carro había sido averiado en un accidente y ellos se lo repararon completamente. “Me siento orgullosa de trabajar con este zorro,” dijo Celis. “Espero que esto sea solo el comienzo. Sería muy chévere que esto sea una iniciativa que se haga cada año y que sea el comienzo de algo mucho más grande.”

El autor agradece a La Vida Alegre por permitir el uso de fotors, y a a Adriana O. Sarsynski, Leticia Ferreira, Balmore Luces, Regiane D’almeida, and Davi Amorim por la ayuda generosa com las traduciones a portugues y español. Asimismo a los equipos de Pimp my Carroça Bogotá y São Paulo por la coordinación de fotos y traduciones, y a Pablo Gaston, Katy Fox-Hoddess, and Rebecca Tarlau por los comentarios en una versión anterior del ensayo. La segunda edición de Pimp my Carroça Bogotá será en el 6 de novembro de 2016. Se puede hacer donaciones en gofundme.com/pimpcolombia2016